Filosofía,

Absurdum

abril 18, 2016 Uchutenshi 0 Comments



Cada pérfida reflexión filosófica se repite una y otra vez, encuentro una notoria diferencia entre el mundo teórico de la filosofía barata y la vida real. La desapacible y repelente vida real; que incluye la codicia, el odio, la corrupción y la muerte... Hastiado y confuso celebro la fruición por beber; expelido en los márgenes delincuentes de esta ciudad asfixiada, donde la brega filosófica actual es simple masturbación mental.



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Matemáticas,

Teoría de probabilidades

abril 18, 2016 Uchutenshi 0 Comments


La teoría de probabilidades se ocupa de la ocurrencia o no ocurrencia de sucesos. Son sucesos, por ejemplo, acertar «cara» lanzando una moneda al aire, sacar al azar un rey de una baraja o que comience a llover a las doce en punto. El conjunto de todos los sucesos posibles es el espacio de probabilidad. Por ejemplo, los espacios de probabilidad de los ejemplos anteriores son: {Caras, Cruces}, {2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, J, Q, K, A} y {Nublado, Soleado,  Lluvioso}.

    la probabilidad P(A) de que un suceso A se produzca en una determinada ocasión es un número comprendido entre 0 y 1. La expresión P(A) = 1 significa que A debe ocurrir necesariamente; P(A) = 0 indica que A no puede ocurrir. Si A es el hecho de acertar «cara» con una moneda, ergo P(A) = 1/2 significa que se debe acertar «cara» en la mitad de los lanzamientos. Si P(A) se hace mayor, aumenta también la posibilidad de que ocurra A.

    Si Ā es el suceso que consiste en la no ocurrencia de A, la probabilidad de que no ocurra A es P(Ā). Las dos probabilidades,  A y Ā, son mutuamente excluyentes (no pueden ocurrir si mismo tiempo) y exhaustivas (debe ocurrir una u otra). Por lo tanto,

    P(A) + P(Ā) = 1, es decir
    P(Ā) = 1 — P(A).

    En determinadas clases de sucesos, la probabilidad puede equipararse al cociente entre el número de casos en que el suceso se produce (casos favorables) y el número de posibilidades (casos posibles). Por ejemplo, hay una sola manera de sacar un 4 lanzando un dado común, los resultados posibles empero, son seis (1, 2, 3, 4, 5, 6). La probabilidad de sacar un 4, por lo tanto, es igual a 1/6. De ahí que la probabilidad de no sacar un 4 sea igual a 5/6. Es preciso advertir que en esta idea está implícito que todos los sucesos del espacio de probabilidades tienen la misma probabilidad. Pero no siempre es así y olvidarlo lleva a conclusiones falsas. Por ejemplo, el tiempo de mañana puede ser nublado, soleado o lluvioso (tres posibilidades) la probabilidad empero, de que mañana haga sol no es necesariamente igual a 1/3 porque los tres sucesos no son equiprobables.


Sucesos independientes.



Se dice que dos sucesos A y B son independientes si la ocurrencia de uno de ellos no influye en la ocurrencia del otro. Si se lanzan dos monedas al aire, por poner un ejemplo, el resultado de la segunda no influirá en el de la primera. En teoría de probabilidades es útil recurrir a la notación de la teoría de conjuntos. Dados dos sucesos A y B, su intersección A Π B es el suceso consistente en la ocurrencia de ambos a la vez. Por ejemplo, si A consiste en sacar un trébol de una baraja de naipes y B consiste en sacar un rey, A Π B consiste en sacar el rey de tréboles. Si A y B son sucesos independientes:

    P(A Π B) = P(A)P(B)

    Por ejemplo, si A consiste en acertar «cara» con una moneda, B en acertar también «cara» con una moneda distinta, entonces P(A) = 1/2 y P(B) = 1/2. La probabilidad de acertar dos «caras» es igual a (1/2) × (1/2) = 1/4.

    Este resultado puede confirmarse considerando todos los resultados posibles, que en este caso son cuatro: ++, +-, -+ y -- (+ = cara, - = cruz). Hay un solo caso que corresponde a la ocurrencia de dos caras (++), por lo que la probabilidad es igual a 1/4.

    Es frecuente cometer la falacia de considerar independientes sucesos que no lo son. Si se lanza repetidas veces una moneda, al final de suficientes lanzamientos se obtendrá un 50% de «caras» y un 50% de «cruces». Es común suponer que si han salido siete «caras» seguidas aumenta la probabilidad de que salga «cruz» en el lanzamiento siguiente. Esto claramente es falso; la probabilidad de que salga «cruz» sigue siendo igual a 1/2 . Todos Los sucesos son independientes. Este problema no deberia confundirse con el de hallar la probabilidad de sacar siete caras seguidas desde el comienzo. La probabilidad de este suceso es igual a 1/2 × 1/2 × 1/2 × 1/2 × 1/2 × 1/2 × 1/2 = 1/128.


Sucesos no independientes.



Si dos sucesos A y B no son independientes, la probabilidad de que ocurra uno de ellos  depende de la probabilidad de que ocurra el otro. La probabilidad de que ocurra B si ocurre A se representa por P(B/A). Es la probabilidad condicional. Consideremos por ejemplo, la probabilidad de sacar un trébol de una baraja de naipes. La probabilidad de que la primera carta sacada sea un trébol es igual a 1/4 (hay 52 cartas y 13 tréboles, por lo que P(A) = 13/52 = 1/4). Después de sacar el primer trébol quedaran en la baraja 51 cartas, de las que 12 serán tréboles. La probabilidad de volver a sacar un trébol por lo tanto, es igual a 12/51 = 4/17. La probabilidad de sacar dos tréboles será:

    P(A Π B) = P(A) × P(B) =
    1/4 × 4/17 = 4/68 = 1/17.


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Arte,

Arte del Renacimiento

abril 15, 2016 Uchutenshi 0 Comments



El artista Giorgio Vasari utilizò la palabra rinascita —«renacimiento»—  para describir el resurgir de las artes en Italia desde el siglo XIV hasta su propia época. Reinaissance es el sinónimo  francés; el uso que utilizó Jacob Burckhardt en su civilazción del ranacimiento en Italia dio al período el nombre con que se le conoce en la actualidad.

     Determinar el comienzo exacto del renacimiento es tarea complicada, estudiar la época empero, en el contexto de la historia social, económica y religiosa; nos proporciona determinados factores que se destacan como cruciales para el cambio de cosmovisión que lo caracteriza: la peste negra, que acabó con el sistema feudal de la Europa medieval; el surgimiento del comercio, que propició la aparición de una clase de mercaderes acaudalados; y la reducción de la autoridad de la iglesia como resultado de rivalidades internas.

     El período de libertad intelectual en el cual florecio el arte, la ciencia y la literatura comenzó en Italia y se extendió al norte y el oeste de europa, con la excepción de Hungría, que disfrutó de un breve renacimiento bajo Matías Corvino, en cuyo periodo —en el este de Europa— permaneció la tradición bizantina.

     Los escritores y artistas de la época parecen haber sido conscientes de un gran cambio de paradigma que arrastró a su paso las imposiciones de la tradición medieval. en el siglo XIV, escritores como Petrarca comenzaron a desplazar el punto de vista medieval que situaba al hombre como un Adán caído en busca de redención. Artistas, escritores y eruditos se sintieron entonces libres para examinar el mundo material en un intento por comprender el lugar y finalidad de los seres humanos. Así como Petrarca se volvió hacia la literatura y la filosofìa de las antiguas Grecia y roma, los pintores del renacimiento también encontraron su musa en el pasado. La influencia del mundo clásico fue fuerte en Italia, no sólo a causa de los restos de arquitectura y escultura antiguas descubiertos por todo el país, sino también, de manera menos evidente, debido a las formas de gobierno republicanas en las ciudades-estado. las ciudades-república del norte de italia fueron particularmente receptivas a los nuevos estilos de arte, e innumerables obras —grandes— del renacimiento, fueron encargos municipales.

     Puesto que las naciones de Europa aun estaban en proceso de desasrrollo, el renacimiento suele apreciarse mejor en términos de estados que compiten más que los propios países. Los centros artísticos tendieron a corresponderse con los grandes centros del comercio: la supremacía de Florencia dependía tanto de la industria textil como del talento de sus artistas. Las actividades del comercio y la banca motivaron intercambios artísticos entre el norte y el sur. Leonardo da Vinci visitó Francia. Alberto Durero fue a Italia y Jan Van Eyck a Portugal. Tales viajes resultaron fundamentales para la difusión de ideas y ténicas.

     Los artistas del renacimiento tuvieron tanto éxito al emular a los antiguos que poco tiempo después los superaron en destreza técnica. Las disciplinas del arte y la ciencia estaban intimamente relacionadas y, las investigaciones en anatomía, geometría y óptica contribuyeron a la ilusión de realidad en pintura, madera, metal o piedra. Los pintores, en particular, estaban continuamente inventando y peffeccionando nuevos métodos para lograr una ilusión de espacio tridimencional en una superficie plana. entre los diversos resultados del renovado interés por la antigûedad figuraban nuevas formas temáticas; la reintroducción de los antiguos dioses paganos en la imagenería europea es un buen ejemplo. en el norte de europa empero, los artistas estuvieron menos influidos por los modelos clásicos. El estilo gótico persistió en la arquitectura y en gran medida en la pintura, mientras que los artistas del sur de Europa se afanaban por conseguir un realismo cada vez mayor.

Inicios del renacimiento en Italia


Inspirados por san francisco de Asís, los poetas y pintores de la Italia de fines del siglo XIII comenzaron a interesarse por su entorno y a representarlo con mayor fidelidad. Giotto di Bondone introdujo un contenido emocional en su obra, que porprimera vez permitió al espectador identificarse con el tema como ser humano próximo. Las grande sobras de Giotto en las capillas de los Bardi y los Peruzzi en Santa Croce, Florencia, fueron costeadas por banqueros que deseaban glorificar el apellido, La misma expresiva cualidad emocional lograron en la escultura Nicola Pisano y su hijo Giovanni  en Pisa, siena y Pistoia. Cabe destacar la importancia que tuvo Siena en la actividad artística en el siglo XIV. Los frescos de Ambrogio Lorenzetti en el palacio comunal, sus Alegorías del bien y el mal gobierno, introdujeron un nuevo elemento en el arte de la Europa cristiana: la representación realista del paisaje.

Renacimiento italiano en el siglo XV


El rápido progreso de las artes en el siglo XV —el llamado quattrocento—, particularmente en Florencia, es fundamental para el renacimiento. El deseo de afirmar su supremacía en poder y prestigio respecto a otras ciudades-estado italianas, llevó a los florentinos a necargar un número de obras de arte públicas a los principales artistas del siglo XV. La construcción y ornato de la catedral, del campanile adyacente y del baptisterio tuvieron gran importancia entre el conjunto de estos proyectos cívicos. Otro gran proyecto florentino fue la ornamentación de Orsanmichele, un oratorio compartido por los gremios de la ciudad. Cada gremio encargó una estatua, y Donatello, Ghiberti y otros escultores compitieron con sus obras. Cabe señalar la importancia que tuvieron algunas familias de mercaderes y banqueros, en el costeo para la construcción de palacios e iglesias, entre los que destacan los Médici, una familia de banqueros extremadamente rica.

     Brunelleschi y Donatello viajaron a Roma para estudiar la arquitectura y la escultura antiguas, con innumerables mediciones y dibujos. De sus obras surgió un nuevo conocimiento de las artes que transformarían Florencia y toda Europa. La escultura de donatello, tanto en piedra como en bronce, fue revolucionaria; las varias figuras de pies que esculpió para Orsanmichele recordaban la escultura de la Roma republicana. Su bronce David fue el primer desnudo; su bronce Gattamelata, la primera estatua encuestre monumental desde la antigûedad. Su enfoque atrevido y poco convencional le granjeó las simpatías de cosme de Médicis y, el disfrute de una posición social entre gobernantes y eruditos inusual para sus contemporáneos. Los artistas no sólo alcanzaron movilidad social, sino que pasaban libremente de una a otra disciplina. Brunelleschi, orfebre  cualificado y escultor consumado, se convertiría en el excepcional arquitecto de la época. En una baladronada, convenció a las autoridades que podía lograr un imposible, a saber; la construcción de una cúpula en la casi aacabada catedral. Su solución fuen un triunfo de la ingeniería, lo que le valió gran popularidad y renombre. en una ciudad que se complacía ante la idea de que un hombre común lograra hazañas asombrosas, como se ejemplificaba en sus estatuas de David, el que mata al gigante; Brunelleschi se convirtió en un emblema de orgullo cívico.

     El interés de Brunelleschi por la arquitectura antigua, centrado en los estudios matemáticos de la proporción, se vio cumplido en sus diseños arquitectónicos, de manera notable en el de la iglesia del Espíritu Santo y el de la capilla de los Pazzi. Entre los años 1420 y 1430 los principales artistas florentinos estaban resueltos a encontrar los principios matemáticos de la perspectiva. Brunelleschi había demostrado una ténica de perspectiva que proporcionaba la clave para la representación del espacio en una superficie plana o poco profunda. Los resultados inmediatos de este descubrimiento se aprecian en El festín de Herodes, de Donatello, y en el fresco La Trinidad, de Masaccio, que por cierto, fue el primero que consiguió representar de manera convincente la muchedumbre mediante el uso de luz y sombra. Masaccio en un rasgo de ingenio, utilizó la ventana verdadera en la capilla Brancacci de Santa Maria del Carmine para determinar la dirección de la luz en cada una de sus escenas del ciclo de frescos.

     El arte de la Florencia del siglo XV se divide en dos categorías: una monumental y científica, la otra delicada y decorativa. El naturalismo de las pinturas de Massacio, firmemente basado en estudios científicos, contrastó de manera espectacular con el estilo gótico tardío todavía preferido por pintores contemporáneos como Fra Angélico y Fra Filippo Lippi, y más tarde por Sandro Botticelli. si bien estuvieron en cierta medida por los esfuerzos pioneros de artistas como Massacio, se adhirieron a la iconografía simbólica medieval y lograron una cualidad mística que frecuentemente es nula en obras de artistas —concretamente pintores— más «científicos». Piero della Francesca es un ejemplo perfecto de una rica y virtuosa mezcla al combinar ciencia y misticismo. Aprendio las lecciones de Massacio, Brunelleschi y Donatello y estudió a fondo las teorías propuestas por Leon Battista Alberti en su influyente obra De pictura. Desarrolló un sofisticado sistema de medición nunca intentado antes —ni después—, mediante el cual era posible representar en perspectiva incluso la cabeza humana. fue tan fiel a las reglas numéricas que sus pinturas tienen una espiritualidad serena que parece pertenecer al terreno platónico de las matemáticas puras.

     El entusiasmo de la familia gobernante, los Médici, por el neoplatonismo inspiró a muchos artistas de la época, claro que  a ninguno tanto como a Botticelli. Su cuadro La primavera es una alegoría del ciclo platónico de nacimiento, vida y «transmigración del alma». La corte de Venus está representada como un naranjal al amanecer. el espíritu de la Tierra, Cloris (derecha), es tocado por el espíritu del viento y se convierte en Flora, o la naturaleza abundante. Las tres Gracias bailan mientras Mercurio (izquierda) señala hacia el cielo. Convirtiéndose en una gran representación gráfica del platonismo de los humanistas Marsilio Ficino y Angelo Poliziano.

El renacimiento clásico en Venecia


Los venecianos desarrollaron la técnica de la pintura al óleo mediante la adición de resinas, que hizo posible pintar sobre lienzo en lugar de la tabla, común en aquellos tiempos. La pintura veneciana se caracteriza por su integración de figuras y paisaje, y el uso del color en la composición. su rica luminosidad refleja la opulenta sociedad de la Venecia de comienzos del siglo XVI.

     Un pintor sobresaliente fue Giorgione, que dio gran importancia al paisaje en su obra, utilizándolo para crear clima y atmósfera, como en La TempestadTras una etapa de formación con Giovanni Bellini, Tiziano trabajó con Giorgione. Sus primeras obras muestran alguna influencia estílistica de Giorgione, en los años centrales, empero, Tiziano desarrolló un estilo vibrante propio, con su uso espectacular del color, el movimiento y la textura. Sus retratos monumentales de monarcas como Carlos V y Felipe II de España, inauguraron la tradición europea de la pintura de corte, entre cuyos exponentes más tardíos se cuentan Velázquez y Van Dyck.

     Otro artista sobresaliente fue il Tintorettofuertemente influenciado por Tiziano. Tintoretto sin embargo, desarrolló su propio estílo, particularmente en una serie de pinturas para la Scuola di San Rocco: estos lienzo fueron inspirados por el fervor religioso de la Contrareforma. Otro contemporáneo de Tintoretto fue el Veronésque trabajó en obras de parecidas grandes dimensiones. El esplendor de sus escenas de corte era tal, que su contenido religioso a menudo era poco evidente. Finalmente fue llamado ante la Inquisición bajo el cargo de irreverencia en su pintura como sucede —supuestamente— en la gran pintura Cena en casa de Leví.

     El Veronés colaboró con el arquitecto Andrea Palladio en su trabajo en la villa Master, cerca de Venecia, de modo que sus pinturasn se conjugaban con la arquitectura para producir asombrosas ilusiones de espacio. En su estilo clásico, exquisitamente refinado, Palladio llevó a su cima las teorías de la arquitectura renacentista, en las cuales, las proporciones se basan en las relaciones armónicas de las escalas musicales griegas. Palladio diseñó el ayuntamiento, el teatro y diversos palacios en Vicenza, su obra más importante empero, fue el diseño de varias villas cerca de la ciudad. La arquitectura  de Palladio fue tan fiel a los ejemplos antiguos que inspiró el movimiento neoclásico de fines del siglo XVIII y comienzo del XIX. en la terminología de la arquitectura moderna, clásico a menudo significa palladiano.


Villa Barbaro, Palladio.

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Filosofía analítica,

Números irracionales y reducción al absurdo

abril 12, 2016 Uchutenshi 0 Comments


Los números irracionales son los que no pueden expresarse como cociente de enteros. Según Platón, los griegos descubrieron que √2 era irracional a través de un argumento que recurría a los conceptos de par e impar. El argumento es el siguiente:

    Si √2 no es irracional puede escribirse en la forma p/q, donde p y q son enteros y p/q es una fracción irreducible. En consecuencia, (p/q)² = 2 y p² = 2q², por lo que p² debe ser par (dado que es el producto de 2 por un entero) y p debe ser par. Si p es par,  entonces q debe ser impar (ya que de lo contrario p/q no sería  irreducible). Pero si p es par,  puede sustituirse por 2r, donde r es un entero. Entonces p² = 4r² = 2q² de ahí  se sigue que  q² = 2r². Esto significa  que q también es par. Por lo tanto,  el supuesto inicial en el que √2 es racional lleva lógicamente a la conclusión de que un entero (q) es a la vez par e impar. Como esto no puede ser verdad, el supuesto inicial es falso y √2 debe ser irracional.

    Esta demostración es un gran ejemplo de una forma de razonamiento matemático; a saber, reducción al absurdo, en la que se demuestra un enunciado suponiendo que no es verdadero y demostrando que este supuesto lleva a una contradicción. El carácter irracional de √2 fue una sorpresa considerable  para los griegos, quienes ya sabian por el teorema de Pitágoras que √2 es el cociente entre la diagonal y el lado de un cuadrado. Ello significaba que la diagonal y el lado eran inconmensurables, esto es,  que no había  ninguna escala de medida, por precisa que fuese, que pudiera medir ambos exactamente.



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Filosofía,

Χάος

abril 12, 2016 Uchutenshi 0 Comments



En su «Crítica de la razón pura», el alevoso e imperativo alemán, Immanuel Kant, se hace algunas preguntas cuya paráfrasis vale la pena hacer:

     ¿Y si no hubiese semejante cosa, como el universo? ¿Y si únicamente hubiera objetos, innumerables objetos que se suceden los unos a los otros; se juntan y se separan, tienen comienzo y tienen fin, pero no hubiese un gran Cosa, formada por todas las cosas? ¿Por qué sentimos la necesidad de creer en tal cosa —supercosa-universo— como un todo universal?

     Como observó Russell; si bien el humano tiene madre, eso no autoriza suponer que la humanidad —toda— esté igualmente obligada, a tener madre. El clásico problema de la «antinomia de la modalidad». A este respecto el poeta Pessoa aventura una explicación digna de tenerse en cuenta:

     «La materia está constituida por 'objetos', cosas... La conciencia no lo está. Únicamente el 'conjunto' —por así decirlo— de la conciencia es 'real', en la materia el conjunto no es real, 'no hay conjunto'; hay partes, objetos solamente. La idea de que hay un Universo, un 'conjunto' de la materia, es una aplicación a la materia de lo característico de la conciencia.»

     El clásico problema de los conjuntos llevado a la praxis. Como es natural, cada quien se considera «uno», un sujeto, seguramente por eso necesitamos unificar nuestra experiencia de la realidad en objetos y, a todos los objetos, en un único gran objeto. La negación del universo como objeto único está intimamente unido a la filosofía materialista, a lo que Lucrecio en su «De Rerum Natura» destaca dos postulados, a saber; primero, no existe un Universo sino una infinita pluralidad de mundos, objetos y/o cosas que nunca se pueden concebir o considerar bajo el concepto de unidad; segundo, todos los objetos o cosas que percibimos están compuestas por partes y antes o después se descompondrán en partes. A éstas partes últimas, imperceptibles de lo real, el materialista clásico les llama «átomos».

     ¿El universo acaso, tiene cierto orden o designio? Si aceptamos la noción «fuerte» del universo como objeto único del que todo forma parte. O bien, la noción «ligera», concibiendolo como un conjunto de cosas y objetos que no se pueden considerar bajo el concepto de unidad. Resulta dificil si no imposible, preguntarse si existe en él, algún tipo de orden que nuestra razón pueda comprender. Según algunos relatos griegos, contados por Hesiodo en su «Teogonía», el origen de todos los dioses, así como los mortales, se encuentra en una divinidad primigenia llamada «Caos», el Abismo, el gran Bostezo, lo sin forma y por siempre ininteligible desde pautas ordenadas. A lo que el sabio Heráclito responde:

     «Tal como un revoltijo de desperdicios arrojados al azar es el orden más hermoso, así también el cosmos».



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Arte,

Mimesis

abril 12, 2016 Uchutenshi 0 Comments


En su «República» Platón nos dice cómo debería ser una polis organizada de acuerdo con la más recta justicia, nos comenta que si a su ciudad ideal llegase un poeta dramático, sería prontamente guiado con firmeza cortés, a la frontera y devuelto sin más trámite a su casa. A lo largo de las páginas de la citada obra, Platón nos da a entender que a otros artistas se les reservaría un trato similar, comenzando con ciertos arquitectos de tendencias «modernas». En «Las leyes» por ejemplo,  no sólo se preconiza la censura de obras de arte con motivos políticos, incluso se dan normas con un detalle íntegro para aplicarlas de forma más eficaz. Sobra recordar que cuando Platón habla de poetas y otros artistas no se refiere a gente mediocre movida por ciertos intereses comerciales —como los que abundan hoy día— sino a grandes talentos como Homero, Sófocles, Esquilo, Fidias, Policleto, etcétera, es decir; a los creadores que construyeron, lo que con la perspectiva de los siglos nos parece, un momento cumbre artístico de la humanidad.

     Y ciertamente el viejo Platón no ha sido el único enamorado de la «verdadera belleza» que ha fustigado y menospreciado los logros de la belleza artística. Para el alevoso Kant, el prototipo de la verdadera belleza es el espectáculo de lo natural —la belleza «vaga» o «libre»— y mira con cierto desdén y desconfianza a los artistas, concediéndoles a lo más, alcanzar de vez en cuando esa «belleza adherente» o añadida de rango inferior. El propio Rousseau detestaba el teatro, que hubiese deseado ver erradicado de la república de Ginebra, incluso en ocasiones parece considerar todas las artes como una forma de decadencia de la que los ciudadanos con mayor salud democrática, harían bien en alejarse. Otro artista extraordinario en la novela, Tolstoi, escribió páginas cargadas de hiel contra Shakespeare —que por cierto detestaba Wittgenstein— considerándole representante de un tipo de arte que corrompe la rectitud moral y religiosa de sus víctimas. Incluso un gran esteta como lo es Santayana, señaló que «un genuino amante de lo bello podría no entrar jamás en un museo».

     A lo que cabe la pregunta: ¿A qué se debe este tipo de argumentos antiartísticos? No sólo los de Platón, Kant o Tolstoi, sino los nazis —que persiguieron obras de arte «degeneradas»—, los talibanes que prohíben en Afganistán la música y prácticamente todo el cine norteamericano o, los rusos, prohibiendo el arte relacionado con la comunidad LGTTB.

     Habría que aclarar que el viejo Platón desconfiaba de los artistas, por lo que nos previene contra ellos; estaba convencido de su fuerza, es decir; de su capacidad de seducción. El arte —contrario a lo que se podría creer— no es una trivial pérdida de tiempo, lo que al viejo Platón le preocupaba era esa «fuerza seductora» que tenían los artistas, los más peligrosos son los que se ocupan de describir sentimientos, pasiones y destinos humanos, es decir; los poetas o los dramaturgos —indubitablemente el viejo Platón, de vivir, incluiría en la lista a los periodistas, novelistas y cineastas— debido a que no hay algo que ejerza mayor seducción sobre los humanitos que la representación —por ficticia o caprichosa que sea— del comportamiento humano. Cualquier persona mínimamente adiestrada en el arte de la comprensión, puede descubrir los fallos y trampas de una argumentación teórica, un «buen artista» empero, puede hacer creíble e incluso admirable cualquier estilo de vida, incluso al más sofisticado de los espectadores. Por no hablar del vulgo...

     Y por qué precisamente los dramatizadores de la vida humana ejercen, por lo general, una influencia más bien perniciosa y no benéfica (?) Según el viejo Platón el arte suele aceptar acríticamente las apariencias en lugar de cuestionarlas. Es decir; porque el artista gusta —sobremanera— de esas apariencias que también fascinan al público en general, en lugar de valorar y promover las «verdades racionales» que las subyacen y desmienten, de las cuales sólo se ocupan los filósofos —éclat de rire—. Fantasear sobre cosas inverosímiles es más entretenido y facil que estudiar y descifrar las apariencias de lo real. Peor aún: como el artista o el poeta —hoy el periodista, el novelista, el cineasta, etcétera— lo que desea ante todo, es agradar a su clientela y causar placer a las masas, se centra con delectación en las biografías de los malvados «porque el hombre malo es múltiple, divertido y extremo, mientras que que el hombre bueno es tranquilo y siempre el mismo».

     Así que eso que llaman ética lleva las de perder en materia de diversión frente a la estética. Esto, porque sabemos a priori cómo deben ser las personitas decentes —su comportamiento se rige por «principios», es decir por normas que conocemos incluso antes de conocerlos a ellos—, en tanto que los malos resultan variados en su transgresión y hasta fascinantes. Sólo hay unas cuantas maneras de portarse bien, mientras que las de portarse mal son innumerables, de aquí proviene que la ética —la cual no hace sino recordar una y otra vez lo fundamental— sea estéticamente aburrida, mientras que la estética —que pretende ante todo la novedad y lo insólito— sea moralmente sospechosa. Como bien señala Iris Murdoch:

     El artista no puede representar ni encomiar lo bueno, sino únicamente lo demoníaco, lo fantástico y lo extremo; mientras que la verdad es tranquila, sobria y límitada; el arte es sofistería, en el mejor de los casos una imitación irónica cuya falsa 'veracidad' es un astuto enemigo de la virtud.

     Para finalizar, Schiller solía decir que, la obra de arte más perfecta es la que cabe en el establecimiento de una verdadera libertad política, afirmación que indudablemente no hubiese contado con la aprobación del viejo Platón o, de los nazis o, de los rusos... El arte no preescribe lo que tenemos que hacer, sino que, por el contrario; nos agita, nos incita y, nos hace reflexionar para que, finalmente, hagamos lo que queremos hacer. Y a todo esto, Schiller le responde al viejo Platón:

     Hay que dar la razón a los que dicen que lo bello y el estado en que lo bello pone al espíritu son enteramente indiferentes con respecto al conocimiento y a la 'convicción moral'. Tienen razón, en efecto: la belleza no produce en absoluto un resultado particular, ni realiza algún fin, ni intelectual ni moral; no nos descubre una verdad, no nos ayuda a cumplir un deber; y, en una palabra, es igualmente incapaz de afirmar el carácter y de iluminar el intelecto. La cultura estética, deja en la más completa indeterminación el valor de un hombre o su dignidad, en cuanto que ésta sólo puede depender de él mismo; lo único que consigue la cultura estética es poner al hombre, 'por naturaleza', en situación de hacer por sí mismo lo que quiera, devolviéndole por completo la libertad de ser lo que deba ser.



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Literatura,

Alétheia

abril 12, 2016 Uchutenshi 0 Comments



Acompañado de la insigne Beatriz, un joven Dante comienza uno de los relatos más fantásticos y a la vez, poco conocidos de la mitología universal. Como hidalgo tenemos a Boccaccio, gran amigo y protector de aquellos amantes florentinos. El breve pero insólito relato, tiene como protagonista a Midas; rey de Frigia, e hijo de Gordias:

     Durante un largo tiempo, más del que cualquier mortal haya vivido jamás, Midas tuvo un deseo imperioso en darle caza al Sabio Sileno, preceptor de Dioniso y mecenas del Bosque de cedros del fin del mundo; lugar que tiempo atrás fue gobernado por el Maligno Humbada, a quien derrotó el salvaje Enkidu.

     Midas Usufructó una lanza de uranio, forjada por Hefesto en Eusebe, la «ciudad piadosa». Tras atrapar a Sileno, Midas celebró un banquete en honor al demon. Para complacer al invitado de honor, el rey de Frigia hizo llenar la fuente principal con vino minoico; creado en los viñedos de Dioniso, con sangre de toro sagrado. Bebieron en copas de rhyta; la celebración duró nueve días y sus noches. Al décimo día, un Midas apesumbrado por las visiones que le producía la divina bebida minoica, comenzó a preguntarse sobre el significado de la vida y lo absurdo que resultaba su transitorio paso por el mundo de los mortales. Midas se contento con el poder que ostentaba, después de todo era el Rey de Frigia. Tras escudriñar en sus pensamientos, Sileno, con una mueca burlona, señaló:

     ¡Estirpe miserable de un día, hijo del azar y de la fatiga! ¿Por qué me obligas a decirte lo que para ti sería muy ventajoso no conocer?
Vivir en el desconocimiento de los propios males es lo menos penoso. Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti. Es imposible para hombres de tu talante, que les suceda lo mejor de las cosas; eres incapaz de compartir la naturaleza de lo que es mejor. Pero heme aquí, yo te lo digo, esto es lo mejor para todos los hombres y mujeres:

     ¡No nacer y, lo segundo después de esto es, una vez nacidos; morir tan rápido como se pueda!



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Romanticismo,

Romanticismo: Rousseau

abril 12, 2016 Uchutenshi 0 Comments

El genuino romántico —ateniéndonos a las enseñanzas de Rousseau— busca la ficción y el aislamiento. Es un errante del inconsciente, un nómada con el deseo acuciante de una relación íntima con otro ser; «amor eterno y amistad perenne»: son sus lemas, el romántico empero, está condenado a la incomprensión en este mundo miserable de los hombres. Y, ciertamente, es un alivio a esta sed insatisfecha de persecución que, en el buen Rousseau , se convirtió en excentricidad y zozobra.

Rousseau, advierte Strachey, era poseedor de una cualidad que lo distanciaba de sus contemporáneos: era «moderno»; Rousseau pertenecía a otro mundo —a mi juicio, a un mundo mágico y peligroso que le cobró factura—. Lo cierto es que Juan Jacobo impregno en el espíritu aristócrata europeo, lo que posteriormente conoceríamos como romanticismo. No se trata de una vaga influencia, sino de un numen directo: los románticos, primero en Alemania, posteriormente en Inglaterra, y más tarde en Francia.

Desconfiado con respecto a toda clase de autoridades, se guardaba bien de atacar a la iglesia y su jerarquía. Y ciertamente se negaba al anticlericalismo de un Diderot, un D’Alembert, o un Voltaire. Insistía con frecuencia en la importancia del hecho religioso, del «instinto interior» que lleva al hombre en creer en «el canto que arrulla nuestras tristezas, nuestras esperanzas y nuestros sueños». De tal manera que gran parte de sus contemporáneos lo consideraban de ordinario, una especie de teólogo laico. De la misma suerte fue tratado por los filósofos, con Voltaire a la cabeza. Voltaire que se inventó a costa de aquel hostil execrado una serie de calificativos, entre los que «sombrío energúmeno, mamarracho ambulante, charlatán y salvaje» eran los más modosos.

Para entender con precisión el pensamiento del buen Rousseau, recomiendo leer sus «Confesiones».

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