Filosofía,
Una de las obras más influyentes sobre la mente es «De anima» de Aristóteles. Según él, todos los seres vivos tienen una fuerza animadora (psyché) gracias a la cual están vivos. Para Aristóteles existen distintos tipos de alma —vegetativa, sensitiva e intelectiva—, según el tipo de función. El alma vegetativa se relaciona con la nutrición, la generación y el crecimiento. El alma sensitiva remite a los sentidos y al movimiento y, por último, el alma intelectiva se corresponde con el conocimiento. Estas tres almas no están separadas, sino que son distintas según el tipo de función. Así el alma no es algo separado del cuerpo; por el contrario, es la condición de posibilidad de que el cuerpo viva. Aristóteles sugiere que la relación entre el cuerpo y el alma es similar a la que existe entre un pedazo de cera y su forma; la forma de un pedazo de cera no es algo distinto de la cera, sino que es una de las propiedades particulares de la misma, en conclusión; igual que la forma no puede existir sin la cera, es decir, sin la materia, el alma no puede existir sin el cuerpo.
Por su parte, Descartes sostiene que la mente es una entidad distinta del cuerpo, y para ello parte de un enfoque de la mente en primera persona, puesto que desde tal perspectiva puede tener un conocimiento total e infalible de los contenidos mentales. Mientras que el conocimiento de la realidad externa está sujeta al error y a falsas percepciones. Descartes piensa que sólo la mente nos hace «inmunes» a los idénticos defectos de la ignorancia y el error. El principal argumento cartesiano a favor del dualismo gira en torno al postulado de que la mente es una sustancia cuya propiedad esencial es el pensamiento, mientras que el cuerpo es una sustancia cuya propiedad esencial es ocupar un espacio (res cogitans y res extensa, respectivamente). Descartes sostiene que tiene una concepción clara del cuerpo y de la mente como sustancias distintas y que Dios puede hacer realidad todo aquello que se puede «concebir con claridad», de lo que se deduce que el cuerpo es distinto de la mente. Sin embargo si el cuerpo y la mente son dos entidades lógicamente separadas, entonces no puede haber pruebas desde premisas físicas de que el resto de los humanitos poseen una mente. Si se parte de la perspectiva cartesiana, la única cosa de la realidad que tiene una mente consciente, es él, Descartes. Otro de los problemas que se presentan es la relación de la mente con la materia; los acontecimientos mentales (como el dolor) son causa de acontecimientos físicos, por lo tanto no sólo debemos referirnos a los objetos físicos, sino también a los acontecimientos mentales, como el dolor y los razonamientos. Sin embargo, parece que no hay necesidad de hacerlo, ya que todo hecho físico puede ser justificado a partir de otros hechos físicos, sin recurrir a los conceptos mentales. De modo que, o bien los hechos mentales no son causalmente activos, o tienen tanto aspectos físicos como mentales.
El dualismo cartesiano actualmente carece de prestigio, entre las principales críticas que podría hacer, es que el dudar de la existencia del cuerpo pero no de la mente, no implica que sean entidades distintas. Desde un punto de vista subjetivo, no se pueden realizar aseveraciones válidas acerca de las propiedades esenciales de la materia. Otro punto negativo, es que Descartes no pudo remplazar el materialismo con algo positivo, ya que el alma se define sólo de forma negativa: no es física, no ocupa espacio, no muere. El cartesianismo no da ningún indicio de cómo «operan» esas almas y eso despoja el estudio de la mente de buena parte de su poder explicativo. Descartes postulaba que el alma operaba mediante la glándula pineal, lo cual es totalmente absurdo. el principal error de Descartes fue tratar a la mente como si fuese «una cosa».
En lo que respecta a la filosofía de la mente ha habido un cambio de paradigma, ésto gracias al avance en la neurología y la física cuántica. Algunos avances en la neurología han señalado que cuando vemos un determinado objeto, aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro, sin embargo, cuando al sujeto se le indica que cierre los ojos e imagine un objeto cualquiera, la actividad cerebral es idéntica. Por lo tanto, si el cerebro refleja la misma actividad cuando «ve» que cuando «siente», nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Qué es la Realidad? Una respuesta probable, sería señalar que el cerebro no hace diferencia entre lo que ve y lo que imagina, puesto que las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente. Una similitud la encontramos en el principio antrópico:
Los experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos a reconocer que la mente es capaz de «crear». El comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador: cuando el observador mira, se comporta como una onda, cuando no lo hace, como una partícula. Esto quiere decir que las expectativas del observador inciden en la realidad: Hay un número de universos distintos y separados, con valores diferentes de los parámetros físicos y condiciones iniciales distintas —las cuales varían dependiendo de la mente del observador—, la mayoría de tales universos no proporcionarán las condiciones adecuadas para el desarrollo de las complejas estructuras que requiere la vida inteligente, —hasta que el observador incida en el ambiente— así se daran las condiciones y parámetros como los de nuestro propio universo, por lo tanto será posible para la vida inteligente desarrollarse y cuestionarse —¿por qué el universo es como lo observamos?— La respuesta, naturalmente, es que si fuera diferente, no habría ningún ser que pudiera cuestionarse tal interrogante.
Sobre la mente I
Una de las obras más influyentes sobre la mente es «De anima» de Aristóteles. Según él, todos los seres vivos tienen una fuerza animadora (psyché) gracias a la cual están vivos. Para Aristóteles existen distintos tipos de alma —vegetativa, sensitiva e intelectiva—, según el tipo de función. El alma vegetativa se relaciona con la nutrición, la generación y el crecimiento. El alma sensitiva remite a los sentidos y al movimiento y, por último, el alma intelectiva se corresponde con el conocimiento. Estas tres almas no están separadas, sino que son distintas según el tipo de función. Así el alma no es algo separado del cuerpo; por el contrario, es la condición de posibilidad de que el cuerpo viva. Aristóteles sugiere que la relación entre el cuerpo y el alma es similar a la que existe entre un pedazo de cera y su forma; la forma de un pedazo de cera no es algo distinto de la cera, sino que es una de las propiedades particulares de la misma, en conclusión; igual que la forma no puede existir sin la cera, es decir, sin la materia, el alma no puede existir sin el cuerpo.
Por su parte, Descartes sostiene que la mente es una entidad distinta del cuerpo, y para ello parte de un enfoque de la mente en primera persona, puesto que desde tal perspectiva puede tener un conocimiento total e infalible de los contenidos mentales. Mientras que el conocimiento de la realidad externa está sujeta al error y a falsas percepciones. Descartes piensa que sólo la mente nos hace «inmunes» a los idénticos defectos de la ignorancia y el error. El principal argumento cartesiano a favor del dualismo gira en torno al postulado de que la mente es una sustancia cuya propiedad esencial es el pensamiento, mientras que el cuerpo es una sustancia cuya propiedad esencial es ocupar un espacio (res cogitans y res extensa, respectivamente). Descartes sostiene que tiene una concepción clara del cuerpo y de la mente como sustancias distintas y que Dios puede hacer realidad todo aquello que se puede «concebir con claridad», de lo que se deduce que el cuerpo es distinto de la mente. Sin embargo si el cuerpo y la mente son dos entidades lógicamente separadas, entonces no puede haber pruebas desde premisas físicas de que el resto de los humanitos poseen una mente. Si se parte de la perspectiva cartesiana, la única cosa de la realidad que tiene una mente consciente, es él, Descartes. Otro de los problemas que se presentan es la relación de la mente con la materia; los acontecimientos mentales (como el dolor) son causa de acontecimientos físicos, por lo tanto no sólo debemos referirnos a los objetos físicos, sino también a los acontecimientos mentales, como el dolor y los razonamientos. Sin embargo, parece que no hay necesidad de hacerlo, ya que todo hecho físico puede ser justificado a partir de otros hechos físicos, sin recurrir a los conceptos mentales. De modo que, o bien los hechos mentales no son causalmente activos, o tienen tanto aspectos físicos como mentales.
El dualismo cartesiano actualmente carece de prestigio, entre las principales críticas que podría hacer, es que el dudar de la existencia del cuerpo pero no de la mente, no implica que sean entidades distintas. Desde un punto de vista subjetivo, no se pueden realizar aseveraciones válidas acerca de las propiedades esenciales de la materia. Otro punto negativo, es que Descartes no pudo remplazar el materialismo con algo positivo, ya que el alma se define sólo de forma negativa: no es física, no ocupa espacio, no muere. El cartesianismo no da ningún indicio de cómo «operan» esas almas y eso despoja el estudio de la mente de buena parte de su poder explicativo. Descartes postulaba que el alma operaba mediante la glándula pineal, lo cual es totalmente absurdo. el principal error de Descartes fue tratar a la mente como si fuese «una cosa».
En lo que respecta a la filosofía de la mente ha habido un cambio de paradigma, ésto gracias al avance en la neurología y la física cuántica. Algunos avances en la neurología han señalado que cuando vemos un determinado objeto, aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro, sin embargo, cuando al sujeto se le indica que cierre los ojos e imagine un objeto cualquiera, la actividad cerebral es idéntica. Por lo tanto, si el cerebro refleja la misma actividad cuando «ve» que cuando «siente», nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Qué es la Realidad? Una respuesta probable, sería señalar que el cerebro no hace diferencia entre lo que ve y lo que imagina, puesto que las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente. Una similitud la encontramos en el principio antrópico:
Los experimentos en el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos a reconocer que la mente es capaz de «crear». El comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que hace el observador: cuando el observador mira, se comporta como una onda, cuando no lo hace, como una partícula. Esto quiere decir que las expectativas del observador inciden en la realidad: Hay un número de universos distintos y separados, con valores diferentes de los parámetros físicos y condiciones iniciales distintas —las cuales varían dependiendo de la mente del observador—, la mayoría de tales universos no proporcionarán las condiciones adecuadas para el desarrollo de las complejas estructuras que requiere la vida inteligente, —hasta que el observador incida en el ambiente— así se daran las condiciones y parámetros como los de nuestro propio universo, por lo tanto será posible para la vida inteligente desarrollarse y cuestionarse —¿por qué el universo es como lo observamos?— La respuesta, naturalmente, es que si fuera diferente, no habría ningún ser que pudiera cuestionarse tal interrogante.
0 comentarios: