Borges,
En un poema muy conocido, Borges confesaba:
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz
Borges deploraba el patetismo, veneraba el coraje épico e, incluso, en los momentos adversos, practicaba la ironía; en Borges predominaba la melancolía, la cual transcribía en evocaciones de recuerdos conjeturales, de juegos metafísicos, desoladores y conmovedores.
Pudorosamente sin afectaciones ni sentimentalismos, algo semejante a la tristeza y a la melancolía parece permanecer, no sólo en muchos de sus poemas, sino por el contrario, en diversos textos hechos de divertimentos filosóficos, como advierto en el desolado final de la "Nueva refutación del tiempo".
Borges
En un poema muy conocido, Borges confesaba:
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz
Borges deploraba el patetismo, veneraba el coraje épico e, incluso, en los momentos adversos, practicaba la ironía; en Borges predominaba la melancolía, la cual transcribía en evocaciones de recuerdos conjeturales, de juegos metafísicos, desoladores y conmovedores.
Pudorosamente sin afectaciones ni sentimentalismos, algo semejante a la tristeza y a la melancolía parece permanecer, no sólo en muchos de sus poemas, sino por el contrario, en diversos textos hechos de divertimentos filosóficos, como advierto en el desolado final de la "Nueva refutación del tiempo".
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