Filosofía analítica,

Elegir lo que significa una palabra

octubre 09, 2014 Uchutenshi 0 Comments




—No sé qué quieres decir con «gloria», dijo Alicia. Humpty Dumpty sonrió con desdén.

      —Claro que no lo sabes, hasta que te lo diga... Cuando utilizo una palabra —dijo Humpty Dumpty en un tono casi despectivo— significa lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos.

     Entre los diversos trabajos de Lewis Carroll, destacan las historias para niños que incluían ideas matemáticas y filosóficas. En este fragmento de «A través del espejo», Carroll ridiculiza la teoría  lockeana en la cual las palabras signican lo que el hablante quiera. Para utilizar un lenguaje de manera apropiada —dice Carroll—, el usuario debe reconocer que los significados de las palabras vienen parcialmente o totalmente determinados por una convención públicamente aceptada.

     Según Locke, el significado de una palabra viene determinado por los pensamientos («ideas») que posee el hablante y posiblemente también el oyente. Así, las palabras son etiquetas para la colección privada  de ideas que cada uno tiene; «La percepción del acuerdo o desacuerdo de dos ideas».

     Wittgenstein, al igual que Carroll, atacó esta noción lockeana de lenguaje privado por reduccionista. Para Wittgenstein, el significado de una palabra viene determinado por su uso, de modo que la comprensión es una habilidad para emplear la palabra. Así, todas las frases con significado pueden analizarse como palabras formadas por nombres que remiten a objetos simples y cada objeto simple tiene sólo un nombre. Un hecho es una compleja relación de objetos simples y una oración representa dicho hecho mediante la combinación de los nombres de los objetos a fin de describir la relación que hay entre ellos. Por lo tanto, el único uso del lenguaje es hacer constar hechos acerca de los objetos que están en el mundo. Cualquier intento de emplear el lenguaje para otro propósito —como pretenden hacer los juicios de valor o los metafísicos—, implica un esfuerzo incoherente por ir más allá  de los límites del sentido.

     Al intentar comprender el significado de una palabra; no debemos preguntarnos qué significa sino cómo se usa, y sacarla de ese juego de lenguaje es abusar del mismo. Supongamos que un frutero cuenta cinco manzanas, sería absurdo extraer la palabra «cinco» de este contexto («cinco manzanas») y preguntarnos a qué misterioso objeto no físico se refiere.

     Si nos preguntamos por el significado de una palabra en un lenguaje particular, lo que nos encontramos son más palabras de ese lenguaje; lo que significan —si es que significan algo—, sigue sin conocerse. Por lo tanto, cualquier hecho objetivo que determine lo qué significa una palabra debe estar fuera del lenguaje; sin embargo, la única vía para representar ese hecho sería a través del lenguaje mismo, así que, no puede estar fuera del lenguaje. En conclusión, no hay fundamentos metafísicos para el lenguaje.

     Algunos planteamientos —como los de Kant o Heidegger— intentan forzar el lenguaje más allá de sus límites; ya que la respuesta no proviene del hecho de formular preguntas respecto a problemas filosóficos, sino de advertir que se había errado al plantearlos.


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