Budismo
La emancipación del yo
Hyakujo fue abad del templo de Daichi-in en el monte Hyakujo, en China. Siempre que daba una plática, llegaba un anciano y se sentaba detrás de los monjes; apenas terminaba la plática el anciano se marchaba. Durante algún tiempo, el anciano fue todos los días sin que alguien se percatara.
En cierta ocasión se quedó al finalizar la plática después de que los monjes ya habían abandonado el monasterio. Hyakujo se percató de su presencia y le preguntó:
—¿Quién eres?
El anciano hizo una reverencia y con lágrimas respondió:
—Gracias maestro, por preguntármelo. A pesar de que mi apariencia física es la de un humano, en realidad no lo soy; soy un zorro. Hace tiempo fui un maestro zen, tenía un monasterio aquí en la montaña; un día un monje vino a verme, y con sinceridad me preguntó: "¿Un hombre iluminado está controlado por la ley de causa y efecto?". Yo le contesté: "El hombre iluminado no está controlado por la ley de causalidad". Desde que dije está falsedad, he renacido quinientas veces como zorro. Por favor, maestro, dame la respuesta correcta, así ya no renaceré como zorro. Te agradeceré tu enseñanza al respecto.
Posteriormente el anciano hizo tres reverencias ante Hyakujo, y preguntó:
—¿Un hombre iluminado, está controlado por la ley de causa y efecto?
Hyakujo respondió en voz clara y vigorosa:
—Ni el Buda Shakyamuni ni el Buda Amitabha pueden escapar de la ley de causa y efecto.
Al escuchar esto, el anciano despertó y llorando señaló :
—¡Gracias, gracias! Acabo de liberarrme de ser un zorro. Mi cadáver se encontrará al pie del risco detrás de la montaña. ¿Puedo pedirte un favor más? Aunque he sido un zorro, en otro tiempo fui un monje, me podrías hacer un servicio fúnebre como si aún fuese monje.
Al decir esas palabras el anciano desapareció. Hyakujo era la única persona enterada de este incidente. Cuando volvió a su recamara, llamó al monje principal y le indicó:
—Por favor anuncia a todos los monjes que después de la cena vamos a celebrar un servicio fúnebre.
Al finalizar la cena, Hyakujo se levantó y señaló:
—¿Están listos? Ahora celebraremos el servicio fúnebre, por favor acompáñenme.
Los monjes lo siguieron con gestos de perplejidad. Al llegar al risco, Hyakujo levanto el cuerpo de un zorro muerto y destacó:
—Vamos a celebrar un funeral para este zorro, pero les pido realizar los ritos fúnebres propios para un monje.
Todos recitaron sutras muy atentamente y posteriormente regresaron al monasterio, sin embargo, nadie comprendía por qué se había celebrado un funeral para un zorro. Esa noche Hyakujo dio una plática formal a los monjes del monasterio:
—Desconozco si se percataron de la presencia de un anciano que a diario acudía a mis pláticas; era en realidad un zorro. Hace tiempo había sido un maestro zen, justo en esta montaña. En cierta ocasión, le dijo a uno de sus estudiantes que con la iluminación ya no se está controlado por la ley de causa y efecto. Es por esa verdad a medias, que fue sujeto a renacer en quinientas ocasiones como zorro. Sin embargo, arrepentido, me pregunto por la verdadera respuesta, y yo sentencié: "ni todos los budas de los tres mundos pueden escapar a la ley de la causalidad". Al escuchar eso, alcanzó la iluminación súbita y completa, y fue liberado de ser un zorro.
Acto seguido, Obaku, el monje principal de Hyakujo, se puso de pie, hizo tres reverencias y preguntó en voz fuerte:
—Por su respuesta correcta, ese anciano fue liberado de ser un zorro. Bien, si nunca hubiese enseñado una mentira, ¿qué habría pasado? Un zorro se convierte en hombre, un hombre en ser celestial, un ser celestial en bodhisattva, un bodhisattva en buda, y después de eso ¿qué? Finalmente no hay a dónde ir. Por favor deme una respuesta.
Hyakujo sabía exactamente lo que Obaku tenía en mente e indicó:
—Acércate más y entonces te la daré.
Obaku también sabía exactamente lo que su maestro tenía en mente, así que caminó al lugar donde se encontraba su maestro y le dio una bofetada. Hyakujo soltó una carcajada y aplaudiendo dijo:
—Mi intención era darte una bofetada, pero yo mismo he sido abofeteado.
Así fue como Hyakujo reconoció la comprensión de su discípulo, posteriormente, otros maestros relataban la historia para probar la comprensión de sus discípulos. así preguntaba el maestro Mumon:
—¿Por qué el monje se convirtió en zorro al decir "el hombre iluminado no está controlado por la ley de causa y efecto" y por qué fue liberado de ser un zorro cuando Hyakujo dijo "nadie se escapa a la ley de causalidad"? Si tú puedes comprender el significado esencial de esto, con el ojo de tu mente, sabrás que el renacimiento del anciano quinientas veces como zorro fue, en realidad, una vida gozosa.
Mumon lo indicó con un poema:
Controlado o no controlado
son las dos caras de la misma moneda.
No controlado o controlado
son ambos un millar de errores.
Estar controlado y no estar controlado tiene el mismo significado desde el punto de vista de alguien que ha despertado, sin embargo, parecen ser aspectos distintos desde el punto de vista de una persona ordinaria.
Si captamos el hecho de que estar controlado y no estar controlado son lo mismo, no hay problema si se piensa que son dos aspectos distintos, es únicamente una idea y no un hecho. Estar controlado o no estar controlado; son ambos preceptos dualistas, de separación y sólo la mitad de un hecho y , por consiguiente, no son el hecho en sí.
Al final el monje Obaku recibió la aprobación del maestro Hyakujo, por sortear sin vacilación cualquier complejidad intelectual y mostrar su comprensión sobre la enseñanza. Desde el punto de vista de alguien que ha alcanzado el Kensho (ver la realidad), sabe que controlado y no controlado son exactamente lo mismo, por lo tanto cualquiera que sea la respuesta, el significado será el mismo; así que estará en lo correcto, a diferencia de alguien que no comprende la realidad; al cual siempre le quedara un dejo de duda.
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