Budismo

La ilusión del yo

febrero 24, 2013 Uchutenshi 0 Comments


     El instinto humano de conservar la vida infunde en él, no sólo el deseo de prolongar su vida, sino también, el deseo de enriquecerla lo más posible. Es por esto, que los humanitos en ocasiones buscan la fama, la fortuna, el poder, destreza intelectual; incluso su deseo es tal que buscan formas vivificantes como la búsqueda de la alegría, la apreciación del arte, la adherencia a la moralidad, etcétera.

     Sin embargo eso no es más que un engaño, una falacia que gira en torno al ego; en realidad no hay una entidad concreta que pueda ser definida como un yo, lamentablemente está noción está tan arraigada en nuestro pensamiento, que persistimos erróneamente en creernos entidades separadas.

     Esta ilusión sobre el ego, no es más que el resultado del presunto desarrollo de la conciencia humana. Cuando las presuntas entidades se toman así mismas como algo concreto y particular, es cuando comienza esta idea hiperbólica del yo. Así engañados, no tenemos la visión suficiente para penetrar en la realidad en sí más allá del yo.

     Incluso los humanitos que se tienen como cultos, son víctimas de esta falacia, es algo aparentemente inevitable en especial porque todo lo que concebimos en este mundo —a través de nuestros sentidos—, se nos presenta de forma dual: arriba - abajo, derecha - izquierda, bueno - malo, etcétera. El humanito común, piensa únicamente de una forma muy vaga sobre la existencia del ego, un filósofo por el contrario, trata de definir intelectualmente con mayor precisión qué es el ego, ésto —en la mayoría de los casos—, sin resultado alguno, logrando únicamente generar más dudas que respuestas. En general, estas son las conclusiones a las que se suele llegar sobre la naturaleza del yo:

1. Que el yo es más pequeño que nuestro cuerpo físico y existe dentro de nosotros.
2. Que el yo es más grande que nuestro cuerpo físico y abarca nuestro cuerpo.
3. Que el yo es tan grande como nuestro cuerpo físico y actúa y existe junto con el cuerpo.
4. Que el yo existe fuera de nuestro cuerpo físico.

     Dogen Zenji sentencio:
     «El cuerpo no es el yo; la vida va junto con el tiempo y nunca se detiene ni por un momento».

     En el Sho-do-ka (El canto de la iluminación), escrito por el maestro Yoka-Daishi, se encuentra el siguiente aforismo: «Todas las cosas son transitorias y completamente vacías.»


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