Filosofía,

Sobre Metafísica: De los paralogismos

julio 18, 2013 Uchutenshi 0 Comments


     La metafísica tradicional tiene un concepto trascendente del alma.
Se le puede caracterizar, según Kant, desde un cuádruple punto de vista: Desde el punto de vista de la relación lógica, el alma es una sustancia, idéntica a sí misma, invariable y eterna; desde el punto de vista de la cualidad, es simple, no puede morir por disolución; desde el punto de vista de la cantidad es, en cuanto a los distintos tiempos en que existe, numéricamente unidad (no pluralidad); desde el punto de vista de la modalidad, está en nexo con los posibles objetos en el espacio.
     Para llegar a esta concepción del alma, la metafísica tradicional cae en falsas argumentaciones, en paralogismos. Los cuales expongo a continuación.

1) Paralogismo de la sustancialidad

     El sujeto absoluto (nunca predicado) es sustancia.
     El alma, el yo, de todo hecho de conciencia, es sujeto absoluto.
     Luego, el alma, el yo, es sustancia.
     El paralogismo reside en que la premisa menor no está demostrada (sofisma de suposición). En efecto, como se ha mostrado en la lógica trascendental, la categoría de sustancia puede aplicarse únicamente a objetos empíricos. Más allá de éstos, ninguna categoría tiene validez. Que el yo perdure, por sí mismo, sin nacer ni morir,  no está probado. El alma es sujeto, pero no sujeto absoluto. En otros términos: el error consiste en hacer una sustancia de lo que es sólo la condición  para conocer una sustancia.

2) Paralogismo de la simplicidad

     Simple es aquello en lo que no concurren dos o más elementos.
     El alma, el sujeto pensante, es simple.
     Luego, el alma, el sujeto pensante, no consta de dos o más elementos.
     De nuevo la premisa menor no está probada. Se llega a ella, pasando con equívoco de un juicio analítico a uno sintético. Es cierto que el acto del yo pensante (no lo pensado) es siempre algo simple: el ser consciente. Empero, partir de ahí y declarar que una realidad no empírica, el alma la cual está por debajo de las representaciones, es simple y, por lo tanto, indisoluble, es formular un juicio sintético, el cual viola el uso empírico de la categoría de la realidad. El cogito ergo sum, de Descartes, es una deducción tautológica, ya que el cogito (sum cogitans), premisa de la inferencia, es un aserto de existencia.

3) Paralogismo de la personalidad

     Quien tiene conciencia de la identidad numérica de sí mismo en el tiempo,
es una persona.
     El alma, el sujeto pensante, tiene tal conciencia.
     Luego, el alma, el sujeto pensante, es una persona.
     Kant advierte el error de este paralogismo en que la proposición  de identidad de sí mismo en los cambios temporales, es nada menos que el concepto de identidad. Por lo tanto, aplicar a continuación dicho concepto a un sujeto pensante es distinto; ya que implica el considerar al sujeto, al yo, como objeto de experiencia; lo que no es posible, ya que el yo trascendental en cuanto tal, jamás será objeto. En otros términos: la categoría de la unidad (personalidad), como toda categoría, es condición a priori de conocimiento, el cual únicamente tiene validez en la experiencia.

4) Paralogismo de la identidad exterior

     La existencia de las cosas que sólo producen percepción, es dudosa.
     Los fenómenos exteriores son de tal existencia.
     Luego, esos fenómenos son dudosos.
     Aquí se entiende el idealismo subjetivo, y para refutarlo, hay que hacer una distinción entre éste, y el dualismo cartesiano, el cual acepta la realidad del yo y del no-yo. Es inobjetable la distinción entre el yo que percibe, y las cosas percibidas; empero —señala Kant— ¿es posible pensar sin un contenido de conciencia, ello es, sin objetos? Esto es lo que no puede mostrar el idealismo subjetivo, ya que trasciende las condiciones de toda experiencia posible.
     El error común de los paralogismos de la psicología racional reside en inferir, sin fundamento, la esencia y existencia sustancial del alma fuera de toda experiencia real; en concluir, en otros términos, que puedo tener conciencia sobre mi, más allá de la experiencia y sus condiciones (categorías) empíricas.


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Filosofía,

Amor Platónico

julio 16, 2013 Uchutenshi 0 Comments


     Por amor platónico se entiende de un amor que no aspira a la posesión del ser amado, es decir, a resignarse a ponderarlo y amarlo a la distancia, lo cual sobra decir es un error de pésimo gusto (otro ad populum).

     Platón jamás concibió un amor de esa índole, inactivo e infecundo. los galanes débiles y dulzones no tienen cabida en dicha teoría. El carácter distintivo del amor platónico no es la renuncia al ser amado, sino por el contrario, su relación con los ideales de la vida. El amante ama a a la persona en su ser concreto, en unidad de lo sensible y lo ideal. Bondad, ternura, valentía, belleza, sapiencia, etcétera, son cualidades que el amante reconoce, admira y promueve en el objeto de su amor. Por tanto, el amor platónico busca la perfección en el ser amado y aspira de manera activa y constante a la realización de los ideales. Por ello, como las personas, las obras y las cosas reciben su dignidad y hermosura de las ideas, el verdadero amor se eleva de los cuerpos —lo material—, a las Ideas. El amor, así, se convierte en un estímulo y fundamento creador de la vida ascendente.


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Música,

A la música

julio 16, 2013 Uchutenshi 0 Comments


Encántame, adorméceme y consúmeme con tus deliciosas armonías;
Déjame arrebatado alejarme en tranquilos sueños.
Alivia mi mente enferma, adorna mi lecho,
Tú, poder que puedes librarme de este dolor;
Hazlo rápidamente, aunque no consumas mi fiebre.

Con dulzura, tu conviertes su fuego voraz en una llama cálida,
Y luego la haces expirar; ayúdame a llorar mis penas,
Y concédeme tal descanso que yo, pobre de mi,
Crea que vivo y muero entre rosas.

Cae sobre mi como un rocío silencioso,
O como esas lluvias virginales que en la aurora
Esparcen su bautismo sobre las flores.
Diluye, derrite mis sufrimientos con tus suaves acordes;
Que yo pueda entre deleites abandonar esta luz,
y alzar mi vuelo hacia el Paraíso.

Robert Herric — A la música

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Jamie Sams,

Corrientes de Río

julio 16, 2013 Uchutenshi 0 Comments


Las corrientes del río
me llevan alrededor de cada curva,
sobre rápidos de agua blanca,
hasta que comienzo a mezclarme
con los espíritus de las aguas.
Viajamos en nuestro propio camino
más allá de las costas de la memoria,
el sol amanece hoy.
El flujo de la vida me arrastra,
a mi paso, el río canta,
la corriente me lleva a salvo,
hasta pisar el bancal.
Permite a quienes te rodean
seguir sus propios caminos,
encontrando sus singularidades,
contando sus propias historias.
Cada corriente es diferente,
Cada lección se desarrollará,
y el flujo de cada río,
traerá bendiciones al alma.

Jamie Sams — Corrientes de Río

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Filosofía,

Introducción a Kant

julio 02, 2013 Uchutenshi 0 Comments


     La importancia de la metafísica kantiana estriba en intentar reconciliar las perspectivas empirista y racionalista. Kant demostró que el conocimiento del mundo depende tanto de los datos en bruto que aportan los sentidos como del uso que la razón hace de los mismos.

     La base del sistema metafísico de Kant es que nuestro conocimiento del mundo está inevitablemente limitado por las categorías bajo las cuales podemos concebirlo, dichas categorías incluyen los conceptos de espacio, tiempo y causalidad y se imponen a nuestra experiencia por la naturaleza de nuestra propia subjetividad, y no por las características fundamentales del mundo en sí (como afirmaban los primeros metafísicos). Kant concede un papel  fundamental a la subjetividad en la formación de conceptos sobre el mundo, y sostiene que hay «cosas en sí» que causan nuestras experiencias, pero que no podemos conocer, puesto que únicamente podemos conocer el mundo como se nos aparece. Por lo tanto, los aspectos del mundo que dependen de la consciencia que tenemos de ellos no son reales en el sentido que son reales las cosas en sí. En esta posición metafísica podemos conocer la «relación de los dos ámbitos». Los «dos ámbitos» son el ámbito cognoscible de la experiencia, que interpretamos gracias a los conceptos innatos del espacio y tiempo, y el ámbito incognoscible de las cosas en sí.


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Edgar Allan poe,

La verdad sobre el caso del señor Valdemar

julio 02, 2013 Uchutenshi 0 Comments


—Sí... No... Estuve durmiendo... y ahora... ahora... estoy muerto.
Ninguno de los presentes pretendió siquiera negar ni reprimir el inexpresable, estremecedor espanto que aquellas pocas palabras, así pronunciadas, tenían que producir [...] el estudiante, cayó desvanecido. Los enfermeros escaparon del aposento y fue imposible convencerlos de que volvieran. Por mi parte, no trataré de comunicar mis propias impresiones al lector. Durante una hora, silenciosos, sin pronunciar una palabra, nos esforzamos por reanimar a [...] Cuando volvió en sí, pudimos dedicarnos a examinar el estado de Valdemar.


Ilustración de Harry Clarke

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