Existencialismo,

La náusea

julio 02, 2014 Uchutenshi 0 Comments


Antoine Roquentin, inicia su desvelo literario esperando que las palabras plasmadas no vayan a socavar los hechos al ser escritos. Joven de treinta años, dedicado afanosamente al trabajo y a constantes viajes, producto de éste. Roquentin decide hacer una investigación sobre la vida de Monsieur Rollebon, temerario del siglo XVIII. razón que lo conduce de París hacia Bouville, lugar en cuya biblioteca se encontraba la más completa información acerca de este histórico personaje.
Sus días transcurrían en la biblioteca de la ciudad, entregado por completo a la investigación de Rollebon, y a paseos casuales por la misma, deteniéndose en algún parque o café para inspirar su pensamiento y cuestionar su planteamiento sobre su existencia; su lugar de preferencia era el Café Mably, sitio que frecuentaba, donde se dedicaba al análisis de sus propietarios, visitantes, objetos, etcétera.
El tiempo que dedicaba a la observación, acaso reflexión,era sempiterno, toda pequeña figura u objeto servían para que Roquentin pudiese exponer sus sensaciones y afirmar que cada uno de estos existen a pesar de sí mismos; cada hombre, actividad o falta de la misma y hasta la misma idea de la vida producían en el hombre un sentimiento de profundo asco que perturbaba todo su cuerpo, algo que denominaba «La náusea», describiendo esta impresión como una repulsión a la cotidianeidad, banalidad e hipocresía de la sociedad, causándole el deseo «dulcemente insidioso de enfermarse».
Cierto día en la biblioteca, conoce al Autodidacta, hombre de grandes conocimientos, entregado pasionalmente a la lectura, con quien mantiene una relación no cercana a la amistad, que sin embargo permitía de ciertos encuentros; un almuerzo fue la única ocasión en la que estos pudieron hablar, compartir su ideología y discutir a causa de la misma.
Finalmente Roquentin —tras algunas vicisitudes— regresa al hotel en Bouville, ahí se despide de todo lo que constituyó su vida, sus rutinarios días. En la biblioteca tuvo la oportunidad de encontrarse con el Autodidacta, finalmente entiende que el humanismo de este, no era más que sensualidad y deseo por los hombres.
un aspecto fundamental en la filosofía de ‪#‎Sartre‬, expuesta en La náusea a través de su personaje central Roquentin, es la intención de mostrar la vida en sus más lúgubres colores y la insípida obscenidad que hace afirmar a éste, que hasta la misma idea de la vida le causa el deseo de la náusea.
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Filosofía analítica,

La paradoja de Russell

julio 02, 2014 Uchutenshi 0 Comments


El filósofo y matemático Bertrand Russell advirtió en 1901 que el conjunto § definido como "el conjunto de todos los conjuntos que no pertenecen a sí mismos" da lugar a una paradoja. Si § pertenece a sí mismo, entonces, por definición, no puede pertenecer a sí mismo; y viceversa. Una paradoja similar es la conocida "paradoja del barbero":

En un lejano poblado de un antiguo emirato, vivía un barbero llamado As-Samet; diestro en afeitar cabezas y barbas, maestro en escamondar pies y poner sanguijuelas. Cierto día, el emir advirtió la falta de barberos en el emirato, por lo cual ordenó que los barberos unicamente afeitaran a aquellas personas que no pudiesen hacerlo por sí mismas. El barbero As-Samet se presento ante el emir para afeitarlo, y este le contó sus angustias:
     —En mi pueblo soy el único barbero. No puedo afeitar al barbero de mi pueblo, ¡que soy yo!, ya que si lo hago, puedo afeitarme a mí mismo, por lo tanto ¡no debería afeitarme! pero, si por el contrario, no me afeito, entonces algún barbero debería afeitarme, ¡pero yo soy el único barbero de allí!
     El emir pensó que sus pensamientos eran tan profundos, que lo premió con la mano de la más virtuosa de sus hijas. Así, el barbero As-Samet vivió feliz por siempre.

Ahora, supongamos que existe un conjunto cuyos elementos son todos los conjuntos normales;
será el conjunto Ň.

     Si Ň es normal, pertenecerá a sí mismo, Ň; por ser Ň el conjunto de todos los conjuntos normales. El conjunto Ň, empero, al ser normal, no puede contenerse a sí mismo como elemento, por lo que Ň no puede pertenecer a Ň. Si por el contrario Ň es singular, Ň no pertenece a Ň. En este supuesto, Ň no es un elemento de sí mismo, es decir, Ň cumple la definición de conjunto normal, y por tanto Ň es normal, es decir, Ň pertenece a Ň, por lo cual, si Ň pertenece a Ň, podemos demostrar que Ň no pertenece a Ň, y viceversa.



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Epistemología,

Menón o de la virtud

julio 02, 2014 Uchutenshi 0 Comments


El Menón aborda el tema de la naturaleza de la virtud y la posibilidad de enseñarla. Pero pronto se introducen en el diálogo inéditos problemas ¿Qué es el conocimiento en general? En el alma —dice Platón—, existen ideas, bien que en latencia, como adormecidas. El hombre conoce, llega a ser consciente de las ideas cuando evoca a éstas, las despierta, y ello ocurre gracias a cierta innata capacidad anímica.
   
     El recurso en tal delicada tarea, es el diálogo. Aquí se hace ver que toda verdadera educación es suceso personal, activo, merced al cual el educando inventa la adecuada respuesta a una pregunta bien formulada. El conocer es un proceso; tiene grados. Una cosa es la mera opinión; otra, la verdad, el conocimiento. El verdadero conocer requiere definiciones claras, precisas; clasificaciones pertinentes, rigurosas. Con ocasión de estos tópicos, Platón, como se advierte, medita sobre esenciales problemas de la lógica y de la teoría del conocimiento.

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